Restauración Ecológica y las ciudades (verdaderamente) sostenibles

“El futuro se juega en las ciudades”. Como si de una competición deportiva se tratase, en las últimas semanas hemos escuchado esta frase a modo de eco eterno. Son muchos los eventos, encuentros e iniciativas que están surgiendo en la actualidad para repensar y discutir sobre el desarrollo urbano, intentando que sea más sostenible, más adaptado al cambio climático y más humano. Sin embargo, ¿es posible que una ciudad sea sostenible?.  World Watch Institute acaba de lanzar en colaboración con el Club de Roma y el ICTA-UAB el informe State of the World 2016 que trata de dar respuesta a esta pregunta, analizando las principales tendencias de urbanización a nivel global y cuál es el impacto de este proceso sobre los recursos naturales y los ciudadanos.

Esa Ahlqvist

Contaminación del aire en Atenas. Foto de Esa Ahlqvist

Si analizamos algunas de estas tendencias nos damos cuenta de que las ciudades han crecido desmesuradamente en las últimas décadas a un ritmo mayor que su número de habitantes. El tamaño de las casas se ha reducido, mientras que aumenta el número de materiales necesarios para su construcción. Sólo el sector inmobiliario es el mayor consumidor de recursos a nivel mundial con un 40% de todo el agua del Planeta, un 70% de los productos maderables y un 45% de la energía. Estos primeros datos apuntan a que un aumento de las ciudades con los modelos de desarrollo actuales no parece ser sostenible a largo plazo.

“En 2050 las ciudades alojaran a 2500 millones de habitantes más, el 90% concentrados en África y Asia”

Además, las ciudades son el centro de las economías mundiales. Más del 80% del PIB mundial se produce en ciudades y sólo el 60% lo acumulan las 600 ciudades más productivas del mundo. Esta productividad se consigue a costa de consumir entre el 60 y el 80% de la energía mundial, más del 75% de los recursos naturales y ser responsables del 75% de las emisiones de CO2. Parece que la cosa no mejora.

Y si al menos supiésemos que los ciudadanos tienen una mayor calidad de vida que aquellos otros habitantes de zonas rurales, un mejor acceso a servicios o a sanidad… pero lo cierto es que se estima que más de 800 millones de personas que en 2012 vivían en ciudades lo hacían realmente en suburbios y que casi la mitad de las ciudades de países en desarrollo no cuentan con sistemas de gestión de aguas residuales. Sin embargo el bienestar (en este caso malestar) de los habitantes de las ciudades no se debe sólo a cuestiones relacionadas con una mala gestión, sino más bien con el entorno urbano en sí, desconectado de los ecosistemas naturales según un estudio reciente publicado en Science.

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Mathare, el conjunto de slums a las afueras de Nairobi (Kenya) donde viven cerca de 500.000 personas. Foto de Claudio Allia

El declive de la biodiversidad en áreas urbanas compromete la provisión de servicios ecosistémicos. Además, se sabe que la falta de contacto con ecosistemas diversos y funcionales  contribuye al deterioro de la salud mental y afecta directamente a nuestro sistema inmune. Sin embargo, la incorporación de la biodiversidad en las ciudades sigue siendo una asignatura pendiente y se reduce al planeamiento de zonas verdes, parques o jardines que muchas veces tienen poco de “natural”, que proveen una cantidad reducida de servicios ecosistémicos y que incluyen especies no adaptadas a las condiciones locales, lo que aumenta los costes de mantenimiento. Uno de los retos de las ciudades del futuro es, por tanto, incluir la biodiversidad existente en los entornos naturales y favorecer su establecimiento en las áreas urbanas, pero ¿cómo hacerlo?.

“La restauración se servicios ecosistémicos en ciudades genera beneficios económicos entre los 3000 y los 17000$ por hectárea y año”

En este sentido la aplicación de los principios de la Restauración Ecológica puede ayudarnos en esta tarea. Si pensamos en las ciudades en clave de procesos, nos damos cuenta de que la conectividad  y la disponibilidad de condiciones de hábitat favorables son dos factores que limitan el establecimiento de comunidades biológicas en zonas urbanas. Por ello las acciones orientadas a la restauración de la conectividad y la creación, por ejemplo, de suelos funcionales servirían de base para la creación de ecosistemas diversos dentro de las urbes capaces de proveer servicios de regulación climática,  mejora de la calidad del aire y del agua y aportar valores culturales y estéticos. Además, se sabe que la restauración de servicios ecosistémicos no es sólo posible si no que además es una actividad rentable que genera beneficios económicos y no económicos. Las acciones de Restauración Ecológica aplicadas en entornos puramente urbanos también son extensibles a las áreas periurbanas y esto puede, a la vez, reforzar la conexión con los espacios naturales circundantes.

La restauración de infraestructura verde urbana y la gestión de la ya existentes aplicando criterios ecológicos,  de multifuncionalidad, pueden ayudarnos a crear ciudades verdaderamente sostenibles y adaptadas al cambio climático. ¿Os lanzáis a restaurar ecosistemas urbanos? Nosotros, si.

 

Foto destacada snoezlesterre

 

 

 

 

 


Una respuesta a “Restauración Ecológica y las ciudades (verdaderamente) sostenibles

  1. Para que la comunidad mundial entienda y conozca los beneficios de una Restauración Ecológica, sobre todo en las grandes ciudades donde se produce el deterioro del Medio Ambiente por la contaminación ambiental dando como resultado la desaparición de una gran extensión de la biodiversidad en nuestro planeta, es necesario sensibilizar al ser humano desde temprana edad con recursos del Estado para poder salvar el planeta tierra.

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